No pudo ser. Al final, quiso el Santísimo Cristo de la Sed quedarse en casa. Fue un Lunes Santo complicado, agridulce, de luces y sombras, pero también de encuentros y de tradiciones en nuestra joven hermandad, que por jornadas como la de ayer se hace grande a pesar de las circunstancias.
En un día en que la lluvia fue protagonista hasta bien entrada la tarde, queremos centrar el foco de atención no en la meteorología, sino en cada una de las personas o instituciones que estuvieron apoyando y arropando a nuestra hermandad, y más en concreto a su Junta de Gobierno, en todo momento.
En primer lugar, queremos mostrar nuestro agradecimiento al Consejo Directivo de la Unión de Hermandades de Jerez de Jerez, a la delegada del Lunes Santo, Dña. Mercedes Aleu, y a la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías, por mostrarnos su apoyo y darnos facilidades hasta el último minuto. Fue una tarde difícil pero ahí estuvisteis para todo lo que la hermandad necesitó. Gracias, de corazón, a los meteorólogos que estuvieron asesorando a la Junta de Gobierno con sus partes. La tarde era complicada y, a pesar de todo, siempre nos indicasteis qué ocurría en el cielo. La mejoría llegó demasiado tarde para nuestra corporación pero gracias a vuestro asesoramiento pudimos tomar la decisión final.
Nuestro agradecimiento a los medios de comunicación por estar al pie de la noticia desde por la mañana y llevar al Señor y su bendita Madre a donde cada uno se encontrara. Asimismo, no nos podemos olvidar del público que aguantó firme en los aledaños de nuestra parroquia. Sabemos positivamente que compartió nuestra alegría cuando parecía que saldríamos y nuestra tristeza cuando, por desgracia, tomamos la decisión contraria.
Damos las gracias a nuestro queridísimo párroco y director espiritual, el Ilmo. Sr. D. Juan Azcárate, quien a través de su sapiencia condujo a la Junta de Gobierno a tomar los caminos que finalmente trazaron el Lunes Santo. Estás ahí para todo lo que necesitamos y en jornadas como la de ayer se agradece aún más tu compañía, tu cercanía y tu buen hacer. Por supuesto, no podemos olvidarnos de nuestra querida Banda de Cornetas y Tambores Coronación Campillos, la cual esperaba con gran ilusión la llegada del día de ayer para poner sus sones tras el Cristo Grande de Puertas del Sur. Honor por vuestro aguante y firmeza en las inmediaciones de nuestra sede canónica y por las interpretaciones musicales que hicieron soñar por un momento a todos los presentes. Fueron minutos de angustia que se tradujeron en desesperanza, pero estamos seguros de que vendrán años mejores y por fin os podréis estrenar en la cofradía.
Gracias al Jerez cofrade por sus muestras de apoyo y cariño para con nuestra hermandad. En tiempos como los que estamos viviendo, nos encontramos faltos de Cristo, necesitamos más que nunca del testimonio de fe en las calles. Confiamos, no obstante, en que los días venideros mejoren y podamos ver a muchas cofradías por la ciudad. Por último, y no por ello menos importante, damos las gracias a todos los miembros que conformaban nuestro cortejo.
Transmitimos un especial agradecimiento al grupo de acólitos, que junto con la representación del Cuerpo Nacional de Policía estuvieron escoltando al Señor durante nuestra estancia en el templo en ese rato de incertidumbre. Gracias también al capataz de la cofradía, D. Alberto Millán y a su equipo, así como a la cuadrilla de costaleros, por esperar pacientes la toma de decisiones y deleitar a todos los hermanos con la primera (y por desgracia última) chicotá en el templo. Sois grandes y ayer lo demostrasteis. Nuestro profundo agradecimiento a la Diputación Mayor de Gobierno por conformar la cofradía y montar todo el operativo en una sede canónica que, por suerte, se nos ha quedado pequeña para cobijar a tantas personas. Gracias a esos 45 monaguillos que supieron comportarse como nadie y aguantaron estoicamente, dando ejemplo al resto de hermanos y siendo el mejor espejo donde mirarse como miembro de una hermandad. Y gracias a esos 136 nazarenos que con su hábito, que alude a nuestra titular Santa Teresa de Calcuta, ibais a dar un año más sentido a todo lo que da de sí nuestra estación de penitencia. Sin duda, sustentais nuestra Semana Santa a partir de vuestro testimonio y, a pesar del calor y de las horas que permanecimos en el interior parroquial, estuvisteis a la altura y comprendisteis mejor que nadie las decisiones de la Junta de Gobierno, siendo testigos de ellas en todo momento.
La hermandad sigue, su vida continúa. Se es hermandad los 365 días del año; tan solo uno se convierte en cofradía. Que este varapalo sirva para vivir más intensamente todo lo que nos ofrece la corporación y para que seamos capaces de disfrutar cada instante que nos regalan nuestros amantísimos titulares. Ya queda menos para el próximo 14 de abril de 2025… ¡Y para octubre!
Calma nuestra sed, Señor.